¿Quién soy?

¿Quién soy?

Mi historia entre pinceles y emociones

Por Victoria Abellán

Desde que tengo memoria, el arte ha sido mi lenguaje, mi refugio y mi manera de comunicar lo que muchas veces no se puede decir con palabras. Me llamo Victoria Abellán, y esta es mi historia: una historia de color, de evolución, de etapas vividas con el corazón en la mano… y un pincel en la otra.

El inicio: telas que cuentan historias

Todo comenzó con una simple curiosidad: ¿qué pasaría si pintara sobre tela? Con formación académica , empecé por instinto, por pasión, por esa necesidad incontrolable de crear.
Tomé prendas que ya tenía —camisetas, chaquetas vaqueras, bolsos— y las transformé en lienzos. Cada pincelada era un acto de valentía, un salto al vacío, una forma de descubrir que la creatividad no entiende de normas ni de límites.

Poco a poco fui perfeccionando mi técnica, aprendiendo de errores, de manchas que no se borraban y de colores que me sorprendían al secarse. La tela me enseñó a tener paciencia, a soltar el control, a dejar que la inspiración fluyera. No tardé en darme cuenta de que no solo pintaba prendas… pintaba emociones.

El arte también se come

Más adelante, mi camino artístico dio un giro inesperado pero delicioso.
Descubrí el mundo de la repostería creativa y me lancé a pintar sobre tartas. Y no me refiero solo a decorar: hablo de convertir cada pastel en una auténtica obra de arte comestible.
Rosas que parecían de porcelana, retratos pintados con colorantes naturales, composiciones que hacían que la gente dudara entre admirar o probar.

Esta etapa fue un reto técnico y creativo: aprender a trabajar con nuevas texturas, temperaturas, tiempos. Pero también fue profundamente gratificante. Porque el arte, cuando se comparte, sabe aún mejor. Y ver la emoción en los ojos de alguien al recibir una tarta personalizada, era tan emocionante como cualquier exposición en una galería.

Un nuevo comienzo:

Hoy, tras un tiempo de introspección, vuelvo a mi esencia. A la pintura sobre tela. A las prendas que hablan.
Pero esta vez con más madurez, con más consciencia, y con un propósito claro: crear piezas únicas que conecten con las emociones de quienes las visten.

Este nuevo proyecto no es solo una tienda. Es un pedacito de mi alma. Cada chaqueta pintada a mano, cada tote bag ilustrada, cada obra es fruto de una historia, un recuerdo, una inspiración. Y lo mejor es que tú puedes llevarlo puesto.

Así nace este renacer artístico, con ilusión renovada, con respeto por lo hecho, y con los brazos abiertos a lo que está por venir.
Porque pintar no es algo que hago… es lo que soy.

Gracias por estar aquí. Gracias por ser parte de este camino.

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